Respiramos...
El aire de aquel bosque me sonaba frío, como lo eran las aguas de un imaginario río cristalino, uno difícil de atravesar y de nunca acabar.
Lo eran las pieles colgando de la estantería del cazador y los gritos amortiguados bajo la almohada.
Lo es el hecho de no haber entendido... ayer en el laberinto y hoy, entre tanta gente.
Corria por el pasillo de siempre. Una puerta abierta y allí estaba yo, mas viejo.
-Parece como si estuvieras... pero no lo estás - Quise decir "muerto", pero los muertos no hablan. Y a mi hace tiempo a los fantasmas no me llamaba la atención dibujarlos.
-Nunca lo hubo?- La voz de una lunática me susurraba a lo lejos desde un espejo, sin poder cruzarlo. Del otro lado no había nada para mi.
La negativa estaba implícita en la pregunta. Como en los acertijos, se me daba involuntariamente el derecho de saber el final de antemano.
Exhala…
Y al ver el vidrio empañado quizás entendí algo mas.
Las cosas que sacamos de nosotros pueden arruinar lo que queríamos ver…. O no.
Cuestión de elección.
Ya saben, limpiar el espejo...
O romperlo solo por no dejarnos ver…
*cuando desperté a la mañana siguiente no recordaba haber escrito nada.*
Y respiramos de nuevo.