Los límites existen
para que no se te ocurra
pisar mal,
equivocarte.
Mejor no arriesgar,
no perder el tiempo.
¡No vayas a imaginar
cómo es el lodo!
no sería bueno
para tus rodillas
sentir lo frágiles que son
a comparación
del mundo exterior.
Querida,
tus sueños gigantes
y tus delirios
hacen que no sepas
aprovechar
la c o m o d i d a d
de esta caja.
Que te protege
de todo
lo que te quiera lastimar.
¿No te das cuenta?
Las palabras
que buscas invocar
murieron hace tiempo
por culpa de la horrible
curiosidad.
Y aún sabiéndolo,
te atreves a preguntar:
“¿Quién es la libertad?”.
Querida,
no sé quién
te habló de ella
pero olvida
todo
lo que escuchaste
sobre su persona.
Quien buscas es una embustera.
Una ladrona,
una injusta.
¿Puedes volver
a la seguridad
de la torre?
¡Si supieras
que han muerto
por sólo desear
tocarla,
no irías detrás
de ella!
No la necesitas,
y no te asomes tanto,
mantente cerca
de las rejas.
Los límites
no se deben romper
por razones
tan banales.
¡Aquí te ofrezco salvación
y seguridad!
Sólo aquí
podremos sobrevivir.
¿Quién te habló de ella?
quién,
querida.
Dímelo.
Quién te alentó
a seguirla.
A escaparte.
¡Vuelve!
No es como si la necesitaras.
No es como si no pudieras vivir sin ella.
No es
como si fuera algo
que valiera la pena
encontrar
allá fuera,
tan lejos
de tus protectoras
rejas.